Se me han puesto los pelos de punta cuando esta mañana recibo la llamada de un amigo y me comenta una promoción que ha visto en “LetsBonus”. Cito textualmente: “El plan incluye un vuelo en parapente biplaza de 1h de duración”. Una hora de vuelo por 55€!!! Y con el video incluido…
El parapente desde que yo lo he conocido es un medio exclusivo, artesanal, en el que un piloto con experiencia y buenas aptitudes coge a su pasajero de la mano para hacerle vivir una experiencia única en su vida.
Pero esto que he conocido yo se está desvirtuando a marchas forzadas. Grandes empresas multinacionales como Groupon o la citada LetsBonus con grandísima repercusión en internet se alimentan de pequeñas empresas (o no empresas) para ganar dinero con el esfuerzo de otros. Todo esto sin preocuparse de la profesionalidad, aptitudes o documentación con la que cuentan estos pequeños “negocios”. La falta de escrúpulos de unos y la necesidad de otros empujan al abismo gremios enteros. Cuando el pequeño empresario o particular inmerso en este trato se da cuenta de la dudosa viabilidad del negocio empieza a recortar sus servicios para no perder dinero, en la mayoría de los casos hasta el punto de acumular cientos de reclamaciones. Es lo que he bautizado como “parapente de garrafón”
Lo he vivido en persona: cuando estos grandes tiburones de la venta colectiva reciben la negativa de las empresas serias del sector, empresas que conocen sus cuentas, sus gastos, con un bagaje que les permite discernir lo que es un negocio de lo que no, van en busca de particulares que ofertan sus servicios en páginas de anuncios… Lo que sea con tal de conseguir al “pringao”, con perdón, que dé la cara ante los clientes cuando se dé cuenta que el negocio no va a ninguna parte…
Esa es una cara de la moneda. La otra, todavía peor a mi entender, es aquel que rebaja los precios hasta lo ridículo por propia voluntad. Tal vez porque no tiene otra manera de destacar en el sector, tal vez porque lo considera “aprendizaje remunerado”, tal vez porque al no contar con los medios necesarios para ejercer esta profesión, tampoco tiene los gastos asociados a la misma. Negocios que al borde de la quiebra prefieren mentir a sus potenciales clientes anunciando que su vuelo costaba antes 130€ y ahora 50€ , cuando nunca costó 130€, “empresas” que anuncian 30 minutos de vuelo que a la hora de la verdad apenas llegan a diez. Y la última: vuelos acrobáticos en manos de pilotos que no saben hacer un wing-over…
La crisis que nos empezó a estrangular en 2008 ha hecho muchísimo daño en muchos hogares y, los españolitos, buscavidas como pocos, nos hemos sabido sacar las lentejas (en el mejor de los casos) o la conexión 4G y un Iphone5 (en los peores) con el sobresueldo que hacer unos pocos biplazas de parapente nos supone, todo esto sin atender que hay empresas y personas que viven del parapente y que esa política de bajada de precios y calidad afecta a muchos otros.
Quien me lea, que no interprete que no me gusta la competencia, al revés, si ahora somos capaces de ofrecer la calidad, el servicio y la seguridad con la que contamos es gracias a la competencia. Con el tiempo, los profesionales de este sector nos hemos ido reinventando, mejorando nuestros métodos de enseñanza, aprendiendo a ser rentables y a sacar el máximo partido a nuestros equipos y personal, pero nunca podremos competir con otro “compañero” que acepta 50€ por un vuelo de media hora o que anuncia una cosa y luego la realidad es bien distinta. Contra la mentira no se puede luchar…
El tiempo pone todo en su sitio… solo espero que no caiga nadie por el camino que desempeña su trabajo con honradez y calidad.
Buenos vuelos para todos
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